Hasta el inicio de la colonización europea, en el siglo XV, una gran parte
del planeta estaba ocupado por grupos humanos que no pertenecían a ningún
estado. Muchas sociedades tribales se transformaron en estados cuando fueron
amenazados, o recibieron la influencia de estados ya constituidos. Algunas
"tribus", como por ejemplo los Casitas de Babilonia o los Manchuria
de China, consiguen conquistar a estados muy desarrollados y, posteriormente,
se integraron dentro de sus estructuras.