El Imperio aqueménida o Imperio
persa, es el nombre dado al primer y más extenso imperio de los persas, el
cual se extendió por los territorios de los actuales estados de Irán, Irak, Turkmenistán,
Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Israel y Egipto. Su
expansión territorial comenzó, durante el reinado de Ciro II
(559-530 a. C.), con la anexión del reino medo, y alcanzó su máximo
apogeo en el año 500 a. C., cuando llegó a abarcar parte de los
territorios de los actuales estados de Libia, Grecia, Bulgaria y Pakistán, así
como ciertas áreas del Cáucaso, Sudán y Asia Central. Las grandes conquistas
hicieron de él el imperio más grande en extensión hasta entonces. Su existencia
concluyó en 330 a. C. cuando el último de los reyes aqueménidas, Darío
III, fue vencido por Alejandro Magno.
El Imperio debe su nombre a la dinastía que
lo gobernó durante unos dos siglos, los aqueménidas, fundada por un personaje
semilegendario, Aquemenes. En la historia de Occidente, el Imperio aqueménida
es conocido sobre todo por su condición de rival de los antiguos griegos,
especialmente en dos períodos, las Guerras Médicas y las campañas del macedonio
Alejandro Magno.